La genética y la alimentación de los cerdos Ibéricos permiten que su principal característica organoléptica, la que le confiere un sabor único y suave melosidad, se transforme también en un gran aliado para la salud.
La misma grasa que se infiltra en sus carnes gracias a su genotipo único y al ejercicio tiene una composición realmente destacable.
En los cerdos ibéricos alimentados con bellotas sus grasas alcanzan una concentración de un 56% de ácido oleico para un total de un 80% de ácidos grasos insaturados, los considerados CARDIOSALUDABLES. Porque estos ácidos grasos insaturados, especialmente el oleico, contribuyen a aumentar en sangre el nivel de HDL (colesterol bueno) y reducen la presencia de LDL (colesterol malo).
Esto hace que, a los beneficios habituales de la carne de cerdo, se le añada un efecto positivo que puede ayudar a controlar algunos de los problemas de salud más frecuentes en la sociedad. Sabor y salud en un solo producto.